Beso de orugas
abrazo con púas
babas ácidas encerrando bocas caníbales
/ infinitas de grandes
grutas espectaculares, hoyos negros
/besos negros
con la lengua cavando minas antipersonales
perversidad
en llanuras carnosas
Apareamiento en baño público
mostaza en la entrepierna ardiendo
condones como papel de lija
y la pena impertinente
golpeándome la cabeza contra la puerta
Luego la derrota natural de la especie
de esta especie de sapos insaciables
en que nos hemos convertido
nosotros
los príncipes y las princesas.
Wednesday, April 18, 2007
Sin Título de Victoria Guerrero
I
El ojo amanece hinchado en una ciudad ajena
la poesía surge libre de toda higiene
tercamente insalubre
si fuese más limpia me sentiría mejor
la perfección se extiende como una pestilencia
por todos lados, menos por mi cuerpo, ese
que tiene la enfermedad real
en otro tiempo la poesía hubiera sido
para los días de pereza
cuidadosamente sucia como un tacho de basura
abierta a todo desorden, a todo desperdicio,
pero hoy no, hoy
todo lo que me rodea se columpia hermosamente
sobre su propia balanza, ayer y anteayer,
se reflejan como una niña asomada
a su propia sombra
solo el cuerpo se enrarece,
se haya amenazado por su propia peste,
es el triunfo engañoso de la imagen,
a través de la ciudad todas la cosas
extienden su desprecio,
sobre la terrible ceguera del ojo llagado,
y herido en su cubierta despreciable,
en su párpado pesado de carnicería,
el ojo ofrece su vergüenza y cae
sobre su propio peso,
sin embargo no es suficiente esta entrega,
II
Si hoy me desvistiera,
borrando las palabras
de un lado, clavando las otras
en mis pies, las fosas nasales
hundidas en mi propio excremento,
tal vez, me reconocería en esta imagen
que me descubre el amanecer,
cada mañana el ojo legañoso
de la imagen se justifica,
y a media luz observa su pasado,
la marea del acantilado aniquilándose
en medio de la noche,
alimentándose de nuestras sobras,
es cierto, en la necesidad no hay pudor,
párpado turbado alrededor del Parque Media Luna,
no te extingas, más bien, escupe tu amorosa
pestilencia sobre mi vientre para olvidar
pa poesía y purificarme.
El ojo amanece hinchado en una ciudad ajena
la poesía surge libre de toda higiene
tercamente insalubre
si fuese más limpia me sentiría mejor
la perfección se extiende como una pestilencia
por todos lados, menos por mi cuerpo, ese
que tiene la enfermedad real
en otro tiempo la poesía hubiera sido
para los días de pereza
cuidadosamente sucia como un tacho de basura
abierta a todo desorden, a todo desperdicio,
pero hoy no, hoy
todo lo que me rodea se columpia hermosamente
sobre su propia balanza, ayer y anteayer,
se reflejan como una niña asomada
a su propia sombra
solo el cuerpo se enrarece,
se haya amenazado por su propia peste,
es el triunfo engañoso de la imagen,
a través de la ciudad todas la cosas
extienden su desprecio,
sobre la terrible ceguera del ojo llagado,
y herido en su cubierta despreciable,
en su párpado pesado de carnicería,
el ojo ofrece su vergüenza y cae
sobre su propio peso,
sin embargo no es suficiente esta entrega,
II
Si hoy me desvistiera,
borrando las palabras
de un lado, clavando las otras
en mis pies, las fosas nasales
hundidas en mi propio excremento,
tal vez, me reconocería en esta imagen
que me descubre el amanecer,
cada mañana el ojo legañoso
de la imagen se justifica,
y a media luz observa su pasado,
la marea del acantilado aniquilándose
en medio de la noche,
alimentándose de nuestras sobras,
es cierto, en la necesidad no hay pudor,
párpado turbado alrededor del Parque Media Luna,
no te extingas, más bien, escupe tu amorosa
pestilencia sobre mi vientre para olvidar
pa poesía y purificarme.
El Agustino de Roxana Crisólogo
lo que yo llamo cielo y es tierra
y todas las noches ocupa un espacio distinto al de los cielos
y se extiende sobre un paño de noche elegante
y vive como las fogatas de los castillos conquistados
allá arriba
y deja escapar anillos de luz simples bocanadas de gente
innumerables miles no podría contar cuántas veces
me perdí en el cielo yo que creí que pisaba tierra
empecé a enumerar sus escalones desvanecidos
con tanta facilidad por la gente que al pisarlos
los duplica los triplica y pienso que es la velocidad
-alucinaciones de estómago vacío- de trabajo
mecánico y a tiempo completo sin vacaciones
con vacaciones -sin goce de haber-
o sólo el caos en un mundo que no es
cielo ni tierra entre tierra y cielo cielo y tierra
hay un lugar común de seres indiferenciables que bien
observo
con este cucurucho que quiere -intenta- ser mi único
microscopio o mirador oficial sin asomarme a la ventana
del micro aunque la gente grite Me ordene
cordura razón para no mirar nuevamente
verme
indefenso en un mundo que no podría domeñar solo
Ese día casi toqué el cielo
porque su olor a tierra sudada o lo que sea se impregnó
en mi chompa en mis cabellos quedó un poco del polvo abigarrado
de su alimento mi lengua también saboreó
la acidez segura de sus suburbios celestes y no dejé
de parpadear cuando quise contar cada lucecita suya
en la inmensidad -ya me estaban tragando-
Si no fuera por estos golpes
torpes ininterrumpidos de chofer por esa voz ronca de vaso vacío
(solo) que desde arriba me recordó que simplemente estaba abajo
y todas las noches ocupa un espacio distinto al de los cielos
y se extiende sobre un paño de noche elegante
y vive como las fogatas de los castillos conquistados
allá arriba
y deja escapar anillos de luz simples bocanadas de gente
innumerables miles no podría contar cuántas veces
me perdí en el cielo yo que creí que pisaba tierra
empecé a enumerar sus escalones desvanecidos
con tanta facilidad por la gente que al pisarlos
los duplica los triplica y pienso que es la velocidad
-alucinaciones de estómago vacío- de trabajo
mecánico y a tiempo completo sin vacaciones
con vacaciones -sin goce de haber-
o sólo el caos en un mundo que no es
cielo ni tierra entre tierra y cielo cielo y tierra
hay un lugar común de seres indiferenciables que bien
observo
con este cucurucho que quiere -intenta- ser mi único
microscopio o mirador oficial sin asomarme a la ventana
del micro aunque la gente grite Me ordene
cordura razón para no mirar nuevamente
verme
indefenso en un mundo que no podría domeñar solo
Ese día casi toqué el cielo
porque su olor a tierra sudada o lo que sea se impregnó
en mi chompa en mis cabellos quedó un poco del polvo abigarrado
de su alimento mi lengua también saboreó
la acidez segura de sus suburbios celestes y no dejé
de parpadear cuando quise contar cada lucecita suya
en la inmensidad -ya me estaban tragando-
Si no fuera por estos golpes
torpes ininterrumpidos de chofer por esa voz ronca de vaso vacío
(solo) que desde arriba me recordó que simplemente estaba abajo
Contra la Ausencia de Ericka Ghersi
I
Mi pequeño y cansado oso
ecos—ecos—ecos.
Así, tan lleno de I griegas
tú eres
sin locura sin temores.
Nadie entiende nunca nada
—explícamelo como si tuviera cuatro años.
Entiendes que el zapateo de un tap—tiptiptap
es más tierno que los jadeos
en sueños
inconclusos.
Madrugadas ascendentes
nos esperan
y boca abajo
NOS/OTROS
desconocidos
gritaremos
MUY ALTO
hacia el fondo marino
de tus ojos café
con leche
pan y jamonada
de ternera.
Mañanas blancas y plomas
como las chompas y medias
que uso
cuando estoy agitada.
Creo que río mucho en el frío
y las barandas de la noche
desinfectadas y con brillo
se retuercen
¡CHIRK! - ¡CHIRK! - ¡CHIRK!
lloran.
Necesitan un cuerpo tibio
duro y húmedo
plásticas mujeres que lo incendien
colorantes mujeres que sean
un mal de estómago
para su querido perro muerto
—enterrado—desenterrado—
¡Dólar!—
y la llanta atravesó
su fría y blanda panza
de elefanta embarazada—
—vio un ratón la señora, dizque vio un ratón—
corro, corro, socorro
viene un roedor y me rodea.
La espalda atravesada en tus muslos
coquetea a las huellas de un antiguo reloj
milenario bolsillo de crepé
con origamis
rosas, tulipanes y azucenas.
¡Azúzame!
Azucena
su choza techaba y
un techador que por allí
pasaba dijo
—no llores alto
tonta niña de asfalto
la carretera exige un
nuevo sol de gas
y tú
techando para cuidar la cabeza
—pronto la perderás
y tu choza
servirá para los gavilanes
aves de rapiña
que siempre
te levantaron
en sueños.
Mi pequeño y cansado oso
ecos—ecos—ecos.
Así, tan lleno de I griegas
tú eres
sin locura sin temores.
Nadie entiende nunca nada
—explícamelo como si tuviera cuatro años.
Entiendes que el zapateo de un tap—tiptiptap
es más tierno que los jadeos
en sueños
inconclusos.
Madrugadas ascendentes
nos esperan
y boca abajo
NOS/OTROS
desconocidos
gritaremos
MUY ALTO
hacia el fondo marino
de tus ojos café
con leche
pan y jamonada
de ternera.
Mañanas blancas y plomas
como las chompas y medias
que uso
cuando estoy agitada.
Creo que río mucho en el frío
y las barandas de la noche
desinfectadas y con brillo
se retuercen
¡CHIRK! - ¡CHIRK! - ¡CHIRK!
lloran.
Necesitan un cuerpo tibio
duro y húmedo
plásticas mujeres que lo incendien
colorantes mujeres que sean
un mal de estómago
para su querido perro muerto
—enterrado—desenterrado—
¡Dólar!—
y la llanta atravesó
su fría y blanda panza
de elefanta embarazada—
—vio un ratón la señora, dizque vio un ratón—
corro, corro, socorro
viene un roedor y me rodea.
La espalda atravesada en tus muslos
coquetea a las huellas de un antiguo reloj
milenario bolsillo de crepé
con origamis
rosas, tulipanes y azucenas.
¡Azúzame!
Azucena
su choza techaba y
un techador que por allí
pasaba dijo
—no llores alto
tonta niña de asfalto
la carretera exige un
nuevo sol de gas
y tú
techando para cuidar la cabeza
—pronto la perderás
y tu choza
servirá para los gavilanes
aves de rapiña
que siempre
te levantaron
en sueños.
Tuesday, March 20, 2007
AVENTURA
Averigua o nunca averiguarás deslavazada
Sin documentos vagas por las pitucas soledades
Inteligente como el brillo de la luna
Lo rico se va solo no perdona sólo trata
De driblear su ritmo, mangiare like p.t. dixit
Mas no sabía tocar poetry tirar pal monte
O escribir desoladamente como nerval el abolido
Y hasta hoy rememorado sólo con tu cuerpo divino
Una palabra de tu boca repintadita en rouge
Bastará para seguir luchando porque sino
Qué es la musa entonces pregunta difícil
Pero no imposible una casa es quizá la noica
Azul con que has soñado tus quince años sin
Piñata te dolió más que mi agresivo amor
Que era en realidad puro cariño sin reservas
Una pasión lúcida o lúdica o quizá la cábula secreta
Mejor siempre es el silencio es elocuente
Porque entre tú et muá ya no habrán voces ni gritos
Sino la sombra pura de tus ojos en la reja
¿Tengo monos en la cara? Cuando yo digo lo que voy a hacer es que
De todos modos será y me da asco el comercio con la cultur
Dormir soñando contigo es dulcísimo píntate
Dicen que no has salido y ya sé que sólo me aguardas
Para lo que tú ya sabes sin pensarlo onírica y veraz
Difícil trabajo asumido con toda honestidad
Por la poesía abuela confite te he de visitar
Avanzaré sostenido potro salvaje en la pradera
Si tu amor me es negado ya Dios vengará
La sabiduría de tu malditez desnuda en las paredes
O igualito te subes a los micros a dejarte arrechar.
Roger Santiváñez
Sin documentos vagas por las pitucas soledades
Inteligente como el brillo de la luna
Lo rico se va solo no perdona sólo trata
De driblear su ritmo, mangiare like p.t. dixit
Mas no sabía tocar poetry tirar pal monte
O escribir desoladamente como nerval el abolido
Y hasta hoy rememorado sólo con tu cuerpo divino
Una palabra de tu boca repintadita en rouge
Bastará para seguir luchando porque sino
Qué es la musa entonces pregunta difícil
Pero no imposible una casa es quizá la noica
Azul con que has soñado tus quince años sin
Piñata te dolió más que mi agresivo amor
Que era en realidad puro cariño sin reservas
Una pasión lúcida o lúdica o quizá la cábula secreta
Mejor siempre es el silencio es elocuente
Porque entre tú et muá ya no habrán voces ni gritos
Sino la sombra pura de tus ojos en la reja
¿Tengo monos en la cara? Cuando yo digo lo que voy a hacer es que
De todos modos será y me da asco el comercio con la cultur
Dormir soñando contigo es dulcísimo píntate
Dicen que no has salido y ya sé que sólo me aguardas
Para lo que tú ya sabes sin pensarlo onírica y veraz
Difícil trabajo asumido con toda honestidad
Por la poesía abuela confite te he de visitar
Avanzaré sostenido potro salvaje en la pradera
Si tu amor me es negado ya Dios vengará
La sabiduría de tu malditez desnuda en las paredes
O igualito te subes a los micros a dejarte arrechar.
Roger Santiváñez
Friday, March 16, 2007
Tú eres la ola, yo, la isla desnuda
- Je t’aime je t’aime
Oh oui je t’aime
- Moi non plus
- Oh mon amour
- Comme la vague irrésolue
Je vais, je vais et je viens
Entre tes reins
Je vais et je viens
Entre tes reins
Et je me retiens
- Je t’aime je t’aime
Oh oui je t’aime
- Moi non plus
- Oh mon amour
Tu es la vague, moi l’île nue
Tu vas, tu vas et tu viens
Entre mes reins
Tu vas et tu viens
Entre mes reins
Et je te rejoins
- Je t’aime je t’aime
Oh oui je t’aime
- Moi non plus
- Oh mon amour
- L’amour physique est sans issue
Je vais je vais et je viens
Entre tes reins
Je vais et je viens
Je me retiens
- Non ! maintenant viens...
Thursday, March 15, 2007
UN VIAJE A CYTEREA
X
UN VIAJE A CYTEREA
Mi corazón, como un pájaro, revoloteaba feliz,
y volaba libremente alrededor de las cuerdas;
el navío corría bajo un cielo sin nubes,
como ángel embriagado de un sol radiante.
¿Qué isla es ésta tan negra y triste? —Es Cyterea,
nos dicen, un país famoso en las canciones,
Eldorado trivial de todos los solterones.
Mirad, después de todo es una pobre tierra.
—¡Isla de dulces secretos y de fiestas del corazón!
De la antigua Venus el soberbio fantasma,
más allá de tus mares flota como un aroma,
y llena los espíritus de amor y languidez.
Bella isla de verdes mirtos, llena de capullos en flor,
siempre venerada por todas las naciones,
donde los suspiros de amantes corazones
avanzan como el incienso por jardines de rosas
o el eterno arrullo de la paloma torcaz.
—Cyterea no era más que una tierra pobre,
un desierto rocoso turbado por gritos feroces.
¡Sin embargo, presentía yo allí algo singular!
Aquello no era un templo de sombras selváticas,
donde la joven sacerdotisa, eterna enamorada de las flores,
iba, el cuerpo ardiente por calores secretos,
entreabriendo sus ropas a las brisas ligeras;
pero, he aquí que rozando la costa el bauprés,
al asustar los pájaros con nuestras velas blancas,
pudimos ver que era un patíbulo de tres zancas,
destacado en el cielo, negro como un ciprés.
Las aves rapaces, posadas en su cumbre,
destrozaban con furia a un ahorcado ya podrido:
cada una hundía, como un clavo, su impuro pico
en los rincones sangrientos de aquella podredumbre.
Eran los ojos agujeros, y del vientre desfondado
los gruesos intestinos caían sobre los muslos;
y sus verdugos, ahítos de espantosas delicias,
a picotazos lo habían castrado por completo.
Bajo los pies, una manada de celosos cuadrúpedos
levantado el hocico, merodeaba;
una bestia más grande se agitaba en el centro,
como un verdugo rodeado de auxiliares.
¡Oh habitante de Cyterea, de un cielo tan hermoso,
silenciosamente sufrías estos insultos
en una expiación de tus infames cultos,
y los pecados que te impidieron el descanso eterno!
¡Ridículo ahorcado, tus dolores son los míos!
Yo sentí, a la vista de tus miembros flotantes,
como un vómito subir hasta mis dientes
el largo río de hiel de mis antiguos dolores.
Ante ti, pobre diablo, tan caro de recordar,
sentí todos los picos y todos los mordiscos
de los cuervos fieros y de las panteras negras,
que antaño tanto gozaban en machacar mi carne.
El cielo estaba embrujado, la mar en calma;
para mí todo era negro y sangriento para siempre,
¡ay!, y tenía, como en un espeso sudario,
el corazón amortajado en esta alegoría.
En tu isla, oh Venus, no encontré en mi viaje
más que un patíbulo simbólico donde colgaba mi imagen...
—¡Oh Señor! Dame la fuerza y el coraje
¡de contemplar mi cuerpo y mi alma sin asco!
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